Durante más de 30 años he
visitado la Ciudad de Puebla para disfrutar su dulcería y nunca había escuchado
de esta suculencia. Un curioso, raro y muy antiguo postre que sólo los locales
conocen.
Del mollete poblano se sabe muy
poco. Siempre se habla de sus postres y su dulcería capitalina, se piensa en
los camotes poblanos, borrachitos, tortitas de Santa Clara, picones, duraznos
prensados o limones rellenos de coco, sin embargo, de los molletes dulces,
nada.
No son los bolillos partidos por
la mitad, untados de frijoles refritos, gratinados con queso, que se acompañan
con salsa picante en muchos lugares de México. Éste es un preparado dulce cuya
receta se ha guardado misteriosamente entre los antiguos artesanos que hacen
este postre, que se supone de origen conventual. Es un pan relleno de crema
pastelera, bañado con una capa delgada de dulce de pepita de calabaza y mide
unos 13 centímetros de diámetro y 5 en su parte más alta La receta del pan
celosamente guardada está hecha de harina de trigo, levadura, sal, azúcar,
huevo y mantequilla. La masa terminada se parece mucho a la del pan de dulce
que generalmente reconocemos como “concha”; de hecho, la forma del pan también
es similar. Una vez logrado el pan, se rebana por la parte de arriba para sacar
una especie de tapa.
Se le saca el relleno, de tal
forma que queda vacío por dentro, entonces se rellena con una crema pastelera
principalmente hecha con leche, yemas de huevo, mantequilla, azúcar, fécula de
maíz, vainilla y coco rallado, por eso también lo llaman “mollete de coco”.
Finalmente se tapa y toda la superficie se cubre con el glasé antes mencionado
de pepita de calabaza finamente molida. El acabado final es intrigante, pues el
comensal nunca ve por donde fue relleno el pan.
Cuándo disfrutarlo y con qué...
Este postre tan desconocido sólo
se hace en una corta temporada. Oficialmente se comienza a vender el tercer
domingo de junio, para festejar el Día del Padre, a partir de esa fecha se le
encuentra cada fin de semana hasta llegar al 12 de agosto, día de Santa Clara
de Asís, que es la fecha más importante, pero no te decepciones, la venta
continúa hasta el 15 de septiembre con las celebraciones de las fiestas de
Independencia, aunque en los últimos años se ha extendido hasta los primeros
días de octubre.
Tal vez lo más sorprendente es
que por muchas décadas ha sido para los poblanos, el postre compañero de los
chiles en nogada, ya que coinciden en los menús y mesas poblanas.
Es un secreto bien guardado, pues
los turistas pasan por las dulcerías y los molletes pasan desapercibidos ante
sus ojos. En los restaurantes donde se venden los chiles en nogada,
generalmente no tienen los molletes. Los poblanos los compran para comerlos
solamente en familia, de uno pueden sacar entre seis u ocho rebanadas. Como es
muy dulce, un pequeño triángulo satisface al más goloso.
¡Que no se te escondan!
Es todo un paseo ir a la “calle
de los dulces”, como cariñosamente llaman los poblanos a la calle 6 Oriente,
entre 5 de Mayo y 4 Norte, en el Centro histórico de la "Ciudad de los
Ángeles". En estas cuadras se concentran todas las dulcerías tradiciones
donde podrás conseguir todos los dulces mencionados y los molletes.
Mención especial merece la
antigua Dulcería Clarisa, ubicada en la calle 6 Oriente 207, cuya propietaria
es la señora Olga Meza Muñoz, quien te atenderá personalmente y te contará las
historias de los dulces típicos. Ella aconseja comerlos acompañados con leche
fría en desayuno o merienda. La dulcería abre todos los días de 8:30 a 21:00
hrs. ¡No te pierdas la oportunidad de probar en temporada este postre que está
en vías de extinción!
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